
(Clickear sobre el grafico para ampliar)
Ante las consultas recibidas respecto de la definicion del concepto de Fideicomiso hemos pedido la ayuda de un experto para que evacuar todas las dudas. Siempre con el objetivo de aclarar. Esperamos sea de utilidad.
La investigación sobre las obras del Gasoducto Norte ha popularizado la palabra fideicomiso. La repetición incesante de un concepto como éste, cuyo significado en general es ignorado, despierta en el imaginario colectivo preconceptos y prejuicios.
El vocablo Fideicomiso proviene del latín “FIDEI COMISSUM” y significa “a la conciencia fiel”. Según el tratadista Salvat, entre las acepciones de “fiel”, incluye: “el que corresponde a la confianza en él depositada; o el que responde a lo que de él exige el deber...” porque tiene como base y como sustento la confianza. En inglés se llama “trust” que también significa “confianza”.
Entonces viene la pregunta: ¿Qué es un fideicomiso?
La ley dice que hay fideicomiso cuando una persona (fiduciante) transmite a otra (fiduciario), bienes determinados en propiedad y ésta última se obliga a ejercer esa propiedad, en beneficio de quien se designe en el contrato (beneficiario) y a transmitirlos, al cumplimiento de un plazo o condición, al fiduciante, al beneficiario o a un tercero (fideicomisario).
El fideicomiso es, además, un “patrimonio de afectación” que, sin ser ni una persona física ni una persona jurídica, es sin embargo, un “sujeto imponible” desde el enfoque fiscal y por lo tanto tributa impuestos (cada fideicomiso debe estar inscripto y tener número de CUIT).
En tiempos modernos y desde hace muchos años, el fideicomiso ha demostrado en todo el mundo ser una herramienta “versátil y dúctil”, para hacer posible estructuras de financiamiento en proyectos financieros por la seguridad que representa encapsular de manera efectiva, activos físicos, recursos financieros (de aplicación directa e indirecta) o flujos de fondos (presentes o futuros), a través de este antiguo y noble instituto del derecho civil, hoy modernizado.
Ofrece transparencia, brinda seguridad jurídica, permite agilizar y estandarizar procedimientos administrativos mejorando la eficiencia, y facilita la correcta programación del repago de inversiones con flujos de fondos, a partir de ingresos futuros.
¿Cómo está regulado legalmente en la Argentina el fideicomiso?
La Ley 24.441, sancionada en 1994, buscó diversos objetivos relacionados y logró compatibilizar viejos institutos jurídicos con modernas herramientas de ingeniería financiera.
En la práctica, más allá de la clasificación legal, existen fideicomisos públicos o privados, financieros (con y sin oferta pública) y no financieros (de administración u ordinarios, o de simple garantía), pero todos y cada uno de los fideicomisos siempre por naturaleza ofrecen y constituyen una garantía.
Una característica que representa su principal atractivo y valor es que el patrimonio que integra el fideicomiso está “bloqueado”, perfectamente separado, del resto de los bienes del fiduciante y del fiduciario. Ninguna circunstancia puede agredir, atacar o menoscabar el patrimonio fiduciario, porque constituye un “patrimonio de afectación” diferenciado e intangible, excepto por causas con origen exclusivo en el fideicomiso mismo o por fraude.
¿Por qué el fideicomiso ofrece una gran seguridad jurídica y transparencia?
Porque los bienes y los recursos que integran el patrimonio del fideicomiso, sólo pueden ser utilizados por el fiduciario, para el cumplimiento del objeto dispuesto por el fiduciante en el CONTRATO DE FIDEICOMISO y para ninguno otro. Esta es la razón de que es tan importante que las personas del fiduciante y del fiduciario estén perfectamente identificadas y que sean personas absolutamente diferentes, para evitar riesgos que puedan ocasionar conflictos de interés por “confusión de roles”, que atentaría contra la condición de seguridad y transparencia que debe ser sólida y cristalina en cada fideicomiso. Así como tampoco es posible que coincida la persona del fiduciario y del beneficiario, aunque la ley no establece nada al respecto.
Asimismo, quienes utilizan este instrumento pueden aplicarlo para los fines más diversos, como para mejorar negocios, aumentar carteras de proyectos o su rentabilidad, crecer, reestructurar, ordenar cuestiones familiares o societarias de índole patrimonial.
La ejecución de proyectos de inversión mediante la operación de fideicomisos permite, adicionalmente, utilizar procedimientos de gestión y de administraciones estandarizadas. Permite, por otra parte, disponer de un efectivo control del cumplimiento del contrato por sistemas objetivos de auditoria externa y permite ajustar la ejecución a una ordenada programación financiera.
Todos estos elementos contribuyen a una mejor evaluación de la matriz de riesgos y al tratamiento adecuado para una correcta alocación de los riesgos del proyecto. Este mecanismo se traduce en una mejora de las condiciones de financiamiento, en la reducción de costos y en una mayor participación de inversores.
Algo debe quedar claro: el fideicomiso es un instrumento y como tal no es ni bueno ni malo. Depende de cómo se lo utilice. Como toda herramienta puede ser utilizada de manera correcta o incorrecta y el resultado de su uso puede ser exitoso o no.
Como ocurre en muchos otros países también puede usarse “al servicio del bien común” como debe ocurrir en el caso de los fideicomisos públicos.
Aunque, lamentablemente, no siempre es así.